Para los amantes de la naturaleza

Descubra calas solitarias

La apartada bahía de Cala d'Egos, por ejemplo, está escondida a sólo unos kilómetros del paseo marítimo del moderno Puerto de Andratx, con sus elegantes villas. Una carretera serpenteante sube desde el Hotel Mont Port y baja a pie a la izquierda por la cima de la colina hacia el mar. Durante los 20 minutos de descenso, los bañistas se ven recompensados con aguas cristalinas y una fina playa de guijarros; también se puede llegar a la bahía en barco.

La costa oeste ofrece muchas otras bahías tranquilas, a las que a menudo sólo se puede acceder a pie.

Cabrera y la gruta azul

Frente a la costa sur de Mallorca se encuentra la isla de Cabrera, otra joya para los amantes de la naturaleza. Se puede llegar a la isla de las cabras en ferry desde Colonia Sant Jordi. Las numerosas bahías rocosas protegen el puerto natural con una pequeña barra de los vientos fuertes y el fino SAndstrand se adentra en el mar. Una visita obligada es la gruta azul: dependiendo del oleaje, la mayoría de los barcos navegan por la ruta de vuelta a la gruta rocosa, donde el agua se vuelve de un azul intenso gracias a la influencia de la luz ideal. Un salto al agua de tinta es un placer indescriptible.

El pueblo de montaña virgen

Pocos turistas se fijan en el pueblo de montaña de Estellencs, en la costa oeste, con su hermoso puerto, y a lo sumo lo utilizan como paso a lugares más conocidos como Valldemossa y Banyalbufar. Sin embargo, este pueblo situado al pie del poderoso macizo montañoso ha conservado gran parte de su carácter. La sierra de Tramuntana alimenta el pueblo con agua, por lo que la vegetación es especialmente exuberante. El camino a lo largo de los jardines con higueras, almendros y olivos hasta la bahía de Cala Estellencs es fantástico.